Como todo músico que se precie, Dani de Morón se plantea de manera natural sus entregas discográficas, como hitos que fijan el desarrollo de su carrera profesional. Son retos que marcan la traza del recorrido con el espacio necesario que se precisa  para acoger las experiencias vividas.   Cinco son los albunes que ya ha editado. .Antes de eso, hizo el recorrido obligado de un guitarrista flamenco, acompañar el cante y al baile. Se formó tocando para Matilde Coral, Manuela Carrasco, Joaquin Grilo, José Mercé, Antonio Canales, Javier Latorre, y sobre todo Arcángel, al tiempo que   compaginaba las actuaciones con su presencia en concursos de guitarra, donde si no ganaba el premio solía quedar finalista. En ese recorrido, se encontró con la llamada de Paco de Lucía que lo invitaba a incorporarse a la gira de su disco Cositas Buenas. Una experiencia muy gratificante que le aportó el estímulo suficiente para embarcarse en proyectos propios. En 2012, gana en la bienal de Flamenco de Sevilla los  Giraldillos  a la Mejor Guitarra de Concierto y al Mejor Espectáculo y también  publica su primer disco Cambio de Sentido que recibirá el premio Flamenco de Hoy de la crítica al mejor disco de guitarra solista. Tres años después editará El Sonido de mi Libertad con magnifica acogida por la prensa especializada. Su escucha le provocó a José Luis Ortiz Nuevo este comentario:

Dani el de Morón es ya el de la Tierra y el Cielo prometidos. Se compromete. Se libera y se somete. Las formas heredadas le sirven de sustento remoto que su talento convierte en dibujos tan complejos como maravillosos, diferentes, propios, suyos. Lo épico y lo lírico se conjugan, se confabulan ya sea para penar o divertirse. Te lleva de la soledad a la plenitud desde la íntima necesidad del creador por descubrir lo que atesora. Se apodera de tu atención y manda, te conduce. Habla con sumo poderío, joven humilde y prodigioso. Se apoya en el compás y lo convierte en canto que baila y en lágrima que ríe. Amalgama la sobriedad con incesante descubrimiento de lo nuevo. Es un guitarrista formidable y un músico cabal. Es un flamenco. Es un mago. Es un poeta. Es un navegante. Es un adelantado. Y es persona. Ama lo que hace. Conoce. Se compromete. Está en el mundo como eslabón consciente de su responsabilidad con el arte al que sirve. Es generoso y se sacrifica cuando se encierra consigo mismo y arranca de la nada el sonido fabuloso de su libertad.

A partir de aquí Dani, se sintió capaz de abordar un proyecto que venía amasando desde hacía tiempo y que concluyó en 21, el nombre de su tercera entrega. Un disco formidable por la ambición que proyecta, el desarrollo que tiene y su feliz desenlace. Llamó a once cantaores y cantaoras de primer nivel y los convocó a la experiencia a la que todos se prestaron con nobleza y entusiasmo. 

Así lo contó Fermín Lobatón en el País:

El guitarrista ahonda en la misma esencia del arte de acompañar creando un nuevo paradigma, una ontología de este arte, según Gamboa. En ella, la nueva gramática del toque se conjuga, además de con sobrada solvencia, con mucho tino y mesura: las nuevas afinaciones y armonías, disonancias, síncopas y acordes coloraos solo vienen a aportar color y en nada distraen del propósito principal. Si exceptuamos las bulerías cortas de Arcángel, que se ha encargado de la dirección artística, se podría decir que en la grabación predomina el gusto por la pausa. No es igual el toque otorgado a la seguiriya de Duquende, con una cascada de arpegios para preludiar el desgarrado ayeo, que el de los tangos de Rocío Márquez, a la que guía de forma cómplice en su dulzón viaje de Cuba a Triana, ida y vuelta. Pellizcos guitarreros entre las dos letras de malagueña —Torre y Chacón— que deja Pitingo. Y así con la guajira de Poveda, los fandangos de Huelva de Estrella Morente, los abandolaos de Marina Heredia o los vigorosos tientos de Jesús Méndez. Para Antonio Reyes, que con pausada contención transita del fandango a la bujería por soleá, reserva un toque lentísimo, casi detenido en el silencio por momentos. Las alegrías de Esperanza Fernández suenan tan gitanas como modernas, siendo las menos antológicas del cancionero reunido. Porque sí, es verosímil la antología retrospectiva que supone el repertorio de cantes, donde se acumulan bien definidos los ecos y referentes de más de un siglo de arte. Pero el toque mira al futuro. Mucho más que virtuosismo, como la ensoñadora granaína con que el guitarrista en solitario abrocha la obra.

En 2020, nos regaló Ver para Creer, su cuarta entrega, un disco sobrio que desconcertó a más de uno, sobre todo si esperas confiado que la música se muestre a través de los palos que fija el flamenco porque la cosa no está enfocada así, si no que son estructuras  abiertas, mas propias del Jazz que del flamenco, pero como el mismo Dani dice , “la guitarra flamenca toques lo que toques no deja de sonar flamenco” o  dicho de otro modo, el disco no busca el aplauso fácil sino que  exige una  escucha atenta y no complaciente.

Ahora con Empatía, Dani vuelve a lo que hizo en 21 pero de otra manera, el proyecto estaba pensado como un disco de cante y guitarra pero por razones diversas la cosa se torció y no llegó a grabarse, así que Dani lejos de desistir, cambió el rumbo y lo convirtió en un disco de cante sin cantaor donde las líneas melódicas tienen una fuerte presencia, incluso los marcajes y rasgueos están hecho como si hubiera un cantaor. Una experiencia estimulante que también invita al oyente a una escucha proactiva.

Como el propio Dani le cuanta a José María Velázquez “Empatía inaugura un ciclo, es el principio de lo que voy a hacer. Hay muchas fórmulas rítmicas y melódicas que no había reparado en ellas. Aparecen apuntes, detalles que se han iniciado, sistemas musicales que van naciendo y que estoy desarrollando. Comienzo un viaje que al menos para mí, tiene sentido por si solo. En algunas piezas de Empatía ya están presente”

Dani de Morón es ya, por todo lo que ha hecho y lo que se le supone que va a desarrollar, un referente de la guitarra flamenca de hoy.   

Agustín Diassera (Huelva 1977) es un magnífico percusionista uno de los más importantes  en el panorama actual del flamenco por su versatilidad y su capacidad de aportar a los proyectos en los que participa sus experiencias cosechadas en  otras músicas. Ha trabajado con artistas relevantes como Mauricio Sotelo, Arcángel, La Moneta, Rubén Olmo, Joaquín Cortés, Patricia Guerrero, David Carmona,  Theodosii Spassov,  Fami Alqhai, y  Miguel Poveda entre otros. 

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